Pandemia y espiritualidad

Ya sabemos que este mes no podemos celebrar la Eucaristía comunitaria. El coronavirus nos lo impide. Pero el coronavirus no nos impide, ni siquiera con la cuarentena, mantener el ‘contacto’, la comunicación, la reflexión sobre ideas, pensamientos y proyectos que nos son comunes; en definitiva, mantener viva LA COMUNIDAD, que es lo que somos en EAS. Y ese es el objetivo de esta comunicación, en lo que se pueda.

Con el título de referencia, Pandemia y espiritualidad, el diario ABC del pasado día 17, publica un interesante artículo de Pablo d’Ors, sacerdote, escritor, ensayista y miembro del Consejo Pontificio de la Cultura por designación expresa del papa Francisco. De dicho artículo sacamos unas ideas sueltas que pueden servirnos como reflexión en estos momentos de peligrosa pandemia que estamos sufriendo.

Dice Pablo d’Ors:

[…] Ante la crisis mundial suscitada por la pandemia del coronavirus, a los cristianos (y a los buscadores espirituales en general) se nos pide, en primera instancia, esta doble actitud. Primero   llorar, luego mantener la calma. […]

Ahora bien, llorar no es tan sencillo. Uno llora al principio. Luego se acostumbra y se cansa y, simplemente, deja de llorar. No hay que llorar tanto, nos decimos entonces. Esto no lleva a ninguna parte. Y nos sonamos los mocos y nos llenamos de ruido para olvidarnos de las lágrimas que siguen corriendo durante largo tiempo por dentro.

Llorar es lo más urgente y primordial, eso no conviene olvidarlo […].

Segunda actitud: la calma. ¿Cómo se hace para mantener la calma? Hay un secreto: esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios (Jn 11, 4), dice Jesús al ser informado de la enfermedad de su amigo. Eso es fe: saber que todo lo que sucede y como sucede es para Su gloria. Esta es la confianza que se nos pide en esta situación: creer que todo cuanto sucede –bueno, malo o neutro– es en último término para bien. Ver lo que acontece no como una amenaza, sino como una ocasión para fortalecer el carácter y la relación con los otros y con Dios.

Esa confianza básica no se improvisa, se entrena con silencio y oración […].

Reflexión bíblica personal: No temas, que yo estoy contigo; no te angusties, que yo soy tu Dios (Is 41, 10 a)

Un abrazo. Carlos e Isabel
Comunidades EAS de España