Reflexión: La paz de Jesús

Vivimos tiempos convulsos en la vida de la Iglesia –también fuera de ella-. Aunque parezca mentira, en estos momentos hay en la Iglesia gente que desea que la barca de Pedro naufrague. Por eso, ante determinados acontecimientos y actitudes personales es fácil, como suele decirse, ‘perder la paz’. Sin embargo, el Papa (objetivo principal de los dardos), en su homilía de la Misa del 17 de agosto último, habló del don que Jesús prometió a sus discípulos antes de despedirse: LA PAZ.

“Una paz, dijo el Papa, que nadie puede quitar, una paz que es un don, como el mar que está tranquilo en las profundidades y en la superficie hay olas. Vivir en paz con Jesús es tener esta experiencia interior que permanece durante todas las pruebas, todas las dificultades, todas las tribulaciones. La paz nos enseña, esta de Jesús, a avanzar en la vida. Nos enseña a soportar. Soportar: llevar sobre los hombros la vida, las dificultades, el trabajo, todo, sin perder la paz. Es más, llevar sobre los hombros y tener el valor de seguir adelante. Esto solo se entiende cuando el Espíritu Santo está dentro de nosotros y nos da la paz de Jesús”.

Pidámosla, pues, al Espíritu Santo para el Papa, sobre todo, y también para nosotros.

Un abrazo.

Carlos Grande e Isabel Vega